Conocer nuestra personalidad es un primer paso para el entendimiento y la contención. Diferentes propuestas intentan explicar las diferencias, pero poco son tan dinámicas y ajustables como el eneagrama, no en vano, unos cuantos años y siglos de historia nos contemplan...!
Del ego a la esencia, del sufrimiento a la felicidad.
Los unos (el reformador) son perfeccionistas, jueces, idealistas, críticos, impacientes, intolerantes, moralistas y prepotentes.
Los doses (el ayudador) son empáticos, complacientes, cuidadores, manipuladores, orgullosos, victimistas, aduladores y dependientes.
Los treses (el triunfador) son eficaces, camaleónicos, vanidosos, ambiciosos, competitivos, presumidos, falsos y adictos al trabajo.
Los cuatros (el especial) son trágico-románticos, artistas, melancólicos, soñadores, incomprendidos, especiales, introspectivos y dramáticos.
Los cincos (el observador) son prudentes, distantes, solitarios, pensadores, austeros, investigadores, teóricos y reservados.
Los seises (el dubitativo) son desconfiados, inseguros, miedosos, preocupados, indecisos, pesimistas, cobardes y ansiosos.
Los sietes (el entusiasta) son graciosos, planificadores, hedonistas, hiperactivos, insaciables, superficiales, dispersos y glotones.
Los ochos (el desafiador) son desenmascadores, protectores, justicieros, jefes, vengativos, agresivos, controladores y duros.
Los nueves (el indolente) son "nadie especial", perezosos, mediadores, apacibles, invisibles, apáticos, escuchadores y pasivos.
¿dónde te situas?